Personas que pasaron por aquí buscando mejorar:
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- ¿Qué es la Naturopatía?
La Naturopatía fué el origen del cual se desarrolló después la medicina moderna y la farmacología, por lo que es anterior a la Medicina alopática.
Naturopatía, Naturismo, Medicina Naturopática, Medicina Natural, Medicina alternativa o Medicina complementaria, son términos usados generalmente, para designar un tipo de práctica o terapia basada en remedios tradicionales naturales.
CORROBORANDO LA INFLUENCIA Y LOS EFECTOS DE LA ALIMENTACIÓN EN EL ORGANISMO, A TRAVÉS DE NUESTRAS MASCOTAS
Cuando trabajas con personas en el entorno de la alimentación, uno de los problemas a los que te enfrentas, es el libre albedrío del paciente.
Dictar normas de alimentación para recuperar la salud, es fundamental para obtener resultados positivos, pero no siempre se consigue lo esperado, precisamente por ese libre albedrío de la persona, y probablemente también por falta de voluntad para seguir fielmente las recomendaciones alimenticias.
INTOLERANCIA ALIMENTARIA EN ANIMALES
Aunque cada vez hay más información sobre las Intolerancias Aliemtarias en animales, es verdad que esta información todavía no ha llegado al 100% de los dueños de mascotas y también son pocos los veterinarios que contemplan esta patología en sus consultas. Muchas de nuestras mascotas sufren las consecuencias de Intolerancia Alimentaria, al igual que el ser humano; y de igual forma que en nosotros no llega a diagnosticarse nunca, o se hace después de muchos años de sufrir multitud de patologías.
LAVADO NASAL CON LA LOTA (Jala Neti)
Jala Neti es una práctica originaria de la India, con más de tres mil años de antigüedad.
En caso de mucosidad estancada, congestión, ruidos o pitidos en los oídos, asma, sinusitis, resfriados o gripe, puede hacer estos lavados.
También como prevención.
Protocolo:
Lo ideal es hacerlos con una Lota de cobre.
- Llenar la lota con agua tibia (entre 36 y 38 º C) echarle un pellizco de sal marina, sal gruesa o de roca y remover. Probar la temperatura del agua con la yema del dedo meñique o con la parte interna de la muñeca.
Evita la del grifo ya que tiene cloro, cal y otras sustancias, usar mejor agua de botella, filtrada o de ósmosis. Si no es posible puedes utilizar agua del grifo previamente hervida y esperar a que esté tibia.
- Inclina levemente tu cuerpo hacia delante sobre el lavabo. Introduce el extremo de la Lota en una fosa nasal (el agujero de la nariz) e inclina la cabeza de lado unos 45 grados y pega el mentón al pecho. Deja que el orificio nasal se llene, manteniendo la respiración. Cuando esté lleno el agua debe salir por el orificio contrario al que aplicas la lota, respira por la boca durante el proceso.
Puede que no salga agua por el otro orificio si hay mucha congestión y que sintamos como un calambre en la cabeza, deberemos repetir este proceso y sonarnos la nariz, sin taponarla, hasta que el agua pueda fluir libremente a través de los dos orificios.
Si el agua saliera por la boca, debes acercar más el mentón hacia el cuerpo y ladear un poco más la cabeza.
- Cuando hayas usado la mitad del agua, retira la Lota y antes de hacerlo en el otro lado debes expulsar todo el líquido que queda en las fosas nasales de la siguiente forma:
Inspira por la boca y sopla fuerte por la nariz, sin taponarla, dos veces en esa posición, suena dos veces inclinando la cabeza al lado contrario, suena dos veces sin inclinación de cabeza, pero con el mentón en el pecho y suena otras dos veces levantando el mentón y con la cabeza recta.
No debes obstruir una de las fosas nasales con el dedo para luego exhalar violentamente por la otra.
- Ahora puedes repetir el proceso con la otra fosa nasal de la misma forma.
Nota importante: El agua siempre debe estar templada, el agua fría puede provocar un resfriado. La Lota hay que limpiarla y secarla bien después de cada uso.
Este lavado nasal se puede realizar una vez por día o incluso dos o tres veces en caso de estar resfriado con mucha mucosidad.
Advertencia: estos lavados, si se realizan correctamente, pueden llevar a un resultado de PCR negativo.
"Hay dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro" (Albert Eistein)
María, 39 años
"¡¡¡Hola Rosa!!!
No tengo dolor de cabeza!!!!!!! aaaaaaaahhhhhhhh no me lo creoooooo........ este mes no me ha venido el dolor, salvo aquel día que te dije y nada más. NO ME LO PUEDO CREER!!!!
Además, como dijiste, estoy bajando volumen... me está cambiando la piel.... estoy muy alucinada.
Se lo he dicho a mi hermano y creo que va a ir a verte.... en realidad, va a ir mi hermano, mi suegra, una amiga.... jajajajajaja.
Besos, María."
Antonio, 45 años
"Llevo desde que era adolescente haciendo dietas y nunca había conseguido adelgazar y mantenerme en el peso adecuado, hasta que fuí a RoSalud y me hicieron un estudio con el que pudieron darme las recomendaciones adecuadas para mí. En principio me pareció difícil de llevar, pero la terapeúta me facilitó mucho las cosas para que consiguiera mi objetivo. Estoy muy feliz, por fin ya no tengo que preocuparme por lo que como."
Pepa, 56 años
"Llevaba más de diez años cambiando de psicólogo sin conseguir resultados. Es increíble que unos cuantos cambios en la alimentación me hayan solucionado los problemas psicológicos que tenía. La magia existe."
CANDIDIASIS CRÓNICA Entrevista 22 de Febrero de 2013
- Entrevistador: Has decidido contar tu caso para aportar algo de luz a otras personas que estén padeciendo los mismos síntomas que tú y no encuentran solución a sus males. Cuéntanos qué te ocurría.
E.E.C.: Soy una chica de 32 años. Desde hace alrrededor de 5-6 años venía sintiendo una serie de síntomas fatales, sin relación aparente entre ellos, que poco a poco han ido provocando cambios muy duros y traumáticos en mi persona, tanto en el terreno físico como psíquico.
- Entrevistador: ¿Exactamente qué síntomas padecías?
E.E.C.: Concreto... insomnio, cansancio extremo, fatiga, falta de aire en cuanto hacía un mínimo esfuerzo físico, taquicardias, irritabilidad, depresión, desanimo, dolor de articulaciones y dolores musculares a diario, agarrotamiento de articulaciones y músculos, dolores menstruales muy severos, malestar ocular (picores, ojos sensibles al frío y la luz...), caída de pelo excesiva, picores y sequedad por todo el cuerpo y cabeza, herpes labiales repetitivos, infecciones vaginales continuas, desajustes intestinales, hinchazón tras las comidas, muchos gases y movimiento interno, y algo que seguro se me escapa.
A esto le añadimos lo que para mí no era motivo de alarma, pero sí descubrimos más tarde que era un factor determinante, y era mi “necesidad y ansiedad” por tomar dulces, bollería, azúcar, chocolate, además de pastas, arroces, patatas, pan (hidratos en general).
- Entrevistador: ¿Y durante esos 5 o 6 años cómo has solventado todos estos malestares?
E.E.C.: La medicina tradicional ponía (o intentaba poner) parches a todos estos síntomas, pero claro, por separado. El insomnio, cansancio y fatiga...arreglándolo con pastillas para la ansiedad (y por supuesto un dineral invertido en psicólogos privados que me decían que he tenido una vida difícil, soy muy nerviosa y exigente, etc., etc.), y/o alegando que, por supuesto, en mis análisis de sangre (unos veinte análisis anuales porque con eso solucionan todo), tenía el hierro bajo, y los marcadores tiroideos alterados (hipotiroidismo). La caída del pelo, sequedad de piel, picores, dolores... con “soluciones” capilares, cremas, etc. Los dolores musculares, tras infinitas y malignas radiografías y pruebas, con sesiones privadas y pagadas de mi bolsillo de fisioterapia, acupuntura y ejercicio variado, porque siempre volvía el malestar. Las infecciones vaginales ahora me doy cuenta que las alimentaba aún más con soluciones temporales como eran los famosos óvulos vaginales que te recetan a diestro y siniestro. Sobre mi intestino, rápidamente se apresuraron a diagnosticarme colon irritable y a casa... (pocas grasas y cuidado con las comidas fuertes).
En definitiva, pocas explicaciones adicionales creo que se necesitan para ver que mi situación era desesperante, con veinte y pico / treinta años, me encontraba como una persona de setenta, incapaz de llevar un día a día feliz, normal, con energía y ganas, de casa al trabajo, declinando planes con amigos, no pudiendo seguir el ritmo en excursiones al campo, paseos, práctica deportiva...por no hablar de lo que supone en tus relaciones personales con la gente que más cerca tienes, e incluso en el trabajo (del que me ausentaba porque no podía muchos días ni moverme de la cama).
- Entrevistador: ¿Por qué decidiste acudir a RoSalud?
E.E.C.: He de confesar que uno de mis mayores problemas ha sido el insomnio, que vengo padeciendo hace años, no dormir te cambia la vida, te bloquea física y mentalmente, es imposible llevar una vida si no duermes, pero incluso en ese tema estoy mejorando.
Y ahora os cuento cómo y dónde encontré la solución. Harta de médicos sin respuestas, acudí a la Naturopatía, y di con Rosa, quien me recibió en su acogedor y personal despacho enseguida. Estuvimos hablando y configurando una exhaustiva historia clínica acerca de todos mis síntomas físicos y también psíquicos, y a su vez estudió mi iris (es Iridóloga también, entre otras muchas especialidades) y en pocos días me comunicó el diagnóstico: CANDIDIASIS INTESTINAL CRÓNICA. No es una patología que la medicina tradicional ha estudiado ni investigado, por eso no te ofrecen tratamiento, ni siquiera creen que exista.
- Entrevistador: ¿Cómo ha sido el tratamiento que te propusieron?
E.E.C.: El tratamiento era claro, únicamente se trataba de cambiar mi alimentación radicalmente, y de tomar ciertos suplementos naturales que encuentras en cualquier herbolario. Había que cortar totalmente con todos aquellos alimentos de los que se alimenta la cándida (básicamente azúcares y derivados, harinas y productos refinados, trigo, levadura, lácteos, fermentos (vinagre, alcohol, soja...) alimentos procesados, aditivos, conservantes, y otros que me indicaba, siempre teniendo en cuenta que el tratamiento que Rosa te marca es “personal e intransferible”. Cada persona es un mundo, y así nos ve ella. Te da las pautas necesarias para saber lo que puedes y no puedes comer, cómo organizar tus comidas para que resulte más fácil.
- Entrevistador: ¿Te ha parecido mejor este tratamiento que los anteriores?
E.E.C.: No voy a negar que es una dieta muy dura, para la que hay que concienciarse cien por cien, tener ganas de recuperarse y estar dispuesta a cualquier sacrificio para conseguirlo. Pasas horas en el supermercado y en la cocina, no puedes apenas comer en restaurantes porque siempre habrá algo prohibido, vas con el “taper” y los productos especiales a todas partes, y al principio se te hace muy cuesta arriba, lo reconozco, es muy duro, hay que ser constante y no sucumbir. Pero con el paso de las semanas vas descubriendo alternativas a lo que más te gusta, sustitutivos naturales y factibles, y posibilidad de comer muy variado y rico.
Incluso tienes etapas, sobre todo al introducir los antifúngicos, en que te encuentras aún peor que nunca, pero nunca olvidéis que eso es buen síntoma, se debe a que os estáis curando, a que la cándida se está revolviendo porque no quiere que acabes con ella, y lucha con todas sus fuerzas contra ti, pero si eres perseverante y sobre todo, muy muy positivo, puedes deshacerte de este lastre en unos meses de tratamiento.
- Entrevistador: ¿Entonces estás contenta?
E.E.C.: En mi caso particular, después de seis meses de dieta y suplementos, he conseguido ganar calidad de vida hasta tal punto que ahora voy a diario al gimnasio, practico varios deportes, disfruto de largas caminatas por el campo, he recuperado mi vida social, mi alegría, mis ilusiones, mi energía. Han desaparecido prácticamente todos los síntomas que describo al comienzo, no he vuelto a tener herpes, ni picores, ni apenas gases, por no hablar de que han desparecido mis dolores y rigidez musculares (eso sí, hacer poco a poco deporte, ligero al principio para no gastar más de lo que ingerís). En mi caso particular recomiendo el yoga y las sesiones de estiramientos, me han venido de maravilla (antes era igual de rígida y limitada como un ladrillo, ahora, casi contorsionista)
En definitiva, sé que aún no ha terminado de todo mi lucha, y que tendré que controlar ciertos alimentos de por vida, pero si os digo la verdad, cuando llevas meses de dieta, el cuerpo te pide comer bien, deja de ser un suplicio y se convierte en una forma de vida, en una elección, porque te das cuenta que somos lo que comemos, y que compensa alimentarse bien, y claro que podrás darte un capricho de vez en cuando, pero no vale la pena darse atracones de comida procesada, grasas, bollería industrial...un minuto en la boca y toda la vida sufriendo las consecuencias.
- Entrevistador: ¿Quieres añadir algo más?
E.E.C.: Quiero terminar diciéndoos que encontraréis muchos especialistas que tratan esta enfermedad, y he escuchado historias de gente que ha gastado cientos de euros en sus tratamientos, en consultas mensuales y cientos de suplementos bastante caros. Pero en mi caso sólo puedo decir que mi Naturópata, Rosa, me cobró lo justo, y tuvimos contacto continuo vía e-mail, donde yo le iba describiendo mis avances, mis recaídas, mi estado, incluso le mostraba al detalle mis comidas, mis deposiciones, mis síntomas, mejorías, bajones, etc. y ella me contestaba diariamente con soluciones, con alternativas, con palabras de apoyo, transmitiéndome positivismo, ánimo, y marcándome todas las pautas a seguir en cuanto a alimentación, introducción de alimentos, suplementos naturales, antifúngicos, probióticos... que tampoco han supuesto un desembolso económico fuerte, como mucho unos 20-30 euros mensuales.
Me dejo mil detalles en el tintero, pero lo que quiero transmitir, en resumen, es que la candidiasis intestinal es un hecho, es real, y sobre todo que... SE SUPERA!!, te recuperas, es posible...duro y difícil, pero se consigue!! Lo importante es no desistir nunca, ser perseverante, ser positivo, no hundirte aunque tengas días o rachas en que quieras tirar la toalla porque te encuentras peor, y concienciarte de que todo sacrificio vale la pena, porque cuando miras atrás y piensas en lo que eres, en cómo te sentías, y ves que todo eso va desapareciendo y eres capaz de recuperar la sonrisa, de olvidarte de las preocupaciones, del malestar, de la negatividad, de los dolores...te aseguro que MERECE LA PENA!!
- Entrevistador: Gracias por contar tu caso, seguro que tu experiencia va a ser beneficiosa para muchas personas.
E.E.C.: Gracias a vosotros.
Mi periplo médico comenzó hace 7 años, cuando mi pareja y yo nos planteamos tener un hijo y fuimos a una clínica para empezar con el proceso de embarazo; tengo que decir que yo me encontraba perfectamente bien, no tenía ningún problema de salud. En la clínica nos hicieron una serie de análisis, entre ellos los valores tiroideos, que en mi caso aparecían alterados, muy descompensados; la TSH a cero y la T3 y T4 alteradas.
Me dijeron que tenía hipertiroidismo y que debía ir al endocrino. La doctora me preguntó si tenía síntomas (taquicardias, temblores, sudores, etc.) y puso cara de no entender nada cuando le dije que yo no tenía ninguno de esos síntomas, es más, que me encontraba perfectamente bien; aun así, me dijo que me tomara unas pastillas (Tirodril), eran bastantes pastillas las que me tenía que tomar en un día, pero yo le hice caso y comencé a tomarlas. A los pocos días de comenzar con el tratamiento, empecé a tener unos calambres terribles con unos dolores insoportables que me despertaban por las noches, apenas podía moverme, me daban unos calambres brutales, no podía ponerme el cinturón de seguridad del coche, no podía agacharme, cualquier movimiento que hiciera era un suplicio, también me salieron unas ronchas en la cara.
Volví a la consulta de la endocrina para informarle que, a raíz de comenzar a tomarme esas pastillas, tenía muchos síntomas desagradables, me dolía mucho todo el cuerpo y me encontraba muy mal. Me repitieron los análisis y el resultado fue que estaban descompensados totalmente, pero los valores se habían ido al polo opuesto. Le dije a la doctora que no tenía sentido que me tomara unas pastillas, cuando yo me encontraba perfectamente bien, y que, esas pastillas fueran, supuestamente, para ponerme bien y yo me sintiera tan mal, habiendo estado bien antes de tomarlas. Le comento si no será que mi cuerpo tiene esos valores porque mi cuerpo es así….no tengo por qué tener los mismos valores que la media. La doctora me dice que eso no puede ser y que tengo que tener los valores que tiene todo el mundo, pero insistí en que si yo estoy bien, y siempre he estado bien, puede que haya tenido los valores alterados toda la vida y no pasarme absolutamente nada como para tener que medicarme. La doctora me dice que los valores están mal, que eso no es normal y que no puede ser; dice que los trastornos que tengo al tomar la pastilla, es porque se está ajustando la tiroides. Como no me convenció lo que me decía, dejé de tomar esas pastillas y, por supuesto, comencé a encontrarme bien.
Me cambié de médico, con muy mala suerte, porque era un hombre desagradable, insoportable y muy borde; lo primero que me preguntó fue el porqué del cambio de médico; le dije que no entendía la razón de tener que tomar unas pastillas que me ponían enferma, cuando yo antes de tomarlas estaba perfectamente. Este médico me cambió la medicación (Eutirol), pero yo no me la llegué a tomar jamás; después de la experiencia con el medicamento anterior no quería tomar algo que me ponía enferma.
En este punto acudí a Rosa, ella me mandó una analítica de Intolerancia Alimentaria, me dio unas recomendaciones y me mandó algún suplemento. Siguiendo sus recomendaciones los valores comenzaron a normalizarse muy poco a poco. Yo seguía yendo al endocrino (él pensaba que yo estaba tomándome las pastillas) y estaba contento porque veía que mis valores iban mejorando. Como yo quería tener un hijo, el endocrino me dijo que para acelerar el proceso me extirpara la tiroides, que era lo mejor para solucionar el problema rápidamente, pero tendría que tomar una pastilla de por vida, me dijo que mis órganos funcionaban muy deprisa y que eso me podía crear muchos problemas, que si no me operaba sería muy difícil poder quedarme embarazada y si me extirpaba la tiroides podría tener un embarazo. Le pregunté si me podía morir si no me extirpaba la tiroides y me dijo que no, pero que me tenía que operar si quería tener un embarazo; le pregunté qué sentido tenía operarme, si yo me encontraba bien y mi vida no corría peligro si no me operaba…. Este médico me presionaba hasta el punto de salir llorando de la consulta cada vez que tenía cita con él. Temía el momento de ir a su consulta, siempre me ponía enferma por el estrés que me causaba pensar que tendría que aguantar sus presiones para que me operase, me suponía un trauma muy grande porque me sentía coaccionada, lo pasaba realmente mal y siempre salía llorando; fueron siete años de tortura psicológica para mí.
Los valores se fueron restableciendo, hasta el punto en el que ya podía planificar mi embarazo. El médico coaccionador fue sustituido por otro, el cual, me dijo que ya dejara de tomar las pastillas (esas que nunca llegué a tomarme) porque los valores estaban casi bien; fue curioso ver cómo los valores iban mejorando, sin haber tomado esas malditas pastillas; y pensar que si hubiera cedido a la presión, ahora estaría tomando unas pastillas de por vida (pastillas que me dañaban) y me habrían extirpado mi tiroides; es increíble que sin hacer ninguna de esas cosas, los valores de la tiroides se hayan normalizado.
Al final pude quedarme embarazada, tengo dos niñas preciosas. El endocrino me ha dado el alta con los últimos análisis, dice que ya estoy bien, sólo tengo que hacer revisiones una vez al año.
Pensar que he pasado siete años de mi vida con mucho sufrimiento, he llorado mucho; aquellas pastillas que tomé me hicieron mucho daño, las ronchas de la cara tardaron mucho tiempo en quitarse y aún a veces me vuelven a salir, y ahora resulta que estoy bien, simplemente siguiendo las recomendaciones de Rosa, no he tenido que hacer nada más, nada de tomarme pastillas infernales que me producían dolores insoportables, nada de mutilar mi tiroides, nada de eso. Han sido 7 años muy, muy duros porque también sufrí la presión de mis amigos y, sobretodo, de mi familia que me criticaba mucho y me presionaba para hacer todo lo que el médico quería que hiciera; y mi pareja, aunque me dejaba decidir, no creía en la Naturopatía. Nadie cree que te puedas curar con la Medicina Natural, yo no me arrepiento de haber hecho esto, a pesar de que todos me tacharan de rara; yo probé la medicina química y me sentó fatal, así que decidí probar otra cosa, que me ha funcionado y además ha sido fácil, no he tenido que hacer grandes sacrificios y tampoco ha sido muy estricto.
Me alegro mucho de que por fin haya pasado todo.
Me llamó mucho la atención, que los análisis de los laboratorios cambian los rangos de los valores, de forma que el análisis que sale correcto una vez, la siguiente puede salir alterado porque han cambiado esos rangos. Observé que en determinadas épocas es como si tocara una enfermedad y todo el mundo con quien hablas la padece; cuando yo estaba con problemas de tiroides, la gente con la que hablaba los tenía también, luego en otra época parece que todo el mundo tiene problemas de vesícula, o de cáncer, o de lo que sea, ahora toca C0VlD.
Me parece increíble que jueguen de esa manera con la salud de la gente, es muy triste y muy lamentable que nos utilicen así; te das cuenta que no somos personas, somos cosas, sólo somos valores, si les interesa estás aquí y si mañana no les interesas pues no estás. Me da mucha pena no haber descubierto esto antes porque a lo mejor mi madre seguiría viva.
Ha sido increíble poder conocer a Rosa y que haya podido curarme, quedarme embarazada y por fin estar bien.
Eva E. E.